Rasgos distintivos de cada individuo:
La cara y la voz son la mejor garantía de seguridad personal
Desarrollo en sistemas biométricos permitirá mejorar los controles de acceso a lugares públicos o realizar transacciones bancarias hablando por teléfono.
Carlos Solorza F. Tener una tarjeta de identificación y pasarla por un sensor para entrar a un edificio o hacer una fila para depositar en el banco serán rutinas del pasado que se verán simplificadas con los avances biométricos.
Se trata de aprovechar las características biológicas inalterables de las personas para crear patrones de seguridad que permitirán realizar varias acciones ocupando el rostro, la voz o el iris del ojo, entre otros.
Con más de 10 años de experiencia, el Laboratorio de Procesamiento y Transmisión de Voz (LPTV) de la U. de Chile, se ha empeñado en desplegar sistemas que procesen la voz de manera perfecta. “Ni el popular imitador Kramer podría hacerse pasar por alguien con los avances que hemos obtenido”, dice Néstor Becerra, director del laboratorio.
Su más reciente avance es un sistema de validación de identidad que funciona a través de una aplicación para celulares Android. En dos minutos, la voz es registrada en el sistema y se “guarda” en una base de datos, asociándola a una identidad única.
Con las cámaras
Ésa es la clave del sistema, dice Becerra, porque ante alguna acción importante, al individuo se le pedirá que nombre un código de seguridad y si la frecuencia no corresponde con la registrada, se cancela todo.
“La voz es mucho más que un sonido grave o agudo, es una marca de identidad que es producto de la anatomía de las cuerdas y el tracto vocales, que son distintos en cada persona”.
El sistema es ideal para realizar transacciones bancarias a través del celular, seguras y sin problemas, evitándose las filas para optimizar el tiempo. Otros posibles usos de este sistema es para activar puertas o marcar asistencia en el trabajo con el teléfono.
Similares a las películas de ciencia ficción son los métodos que desarrolla la empresa Frax. Hace tres años que sus sistemas biométricos se centran en el control de personas en grandes aglomeraciones a través del reconocimiento facial con cámaras de seguridad.
Además de ser una buena forma de vigilar el acceso a oficinas o edificios, también “son muy útiles en el centro de la ciudad, malls , estadios o aeropuertos, ya que permiten detectar la presencia de individuos peligrosos y generar alertas en caso de reconocer algún sospechoso”, cuenta Alejandro Alarcón, ingeniero y jefe de proyectos de Frax.
Previo a cualquier tipo de reconocimiento, se debe haber registrado -con fotos u otra grabación- a los individuos sospechosos en la base de datos del sistema, fijándose en aspectos faciales como son la distancia entre ojos, nariz, boca o el tamaño de la cabeza.
Y no hay forma de escaparse, dice Alarcón. “Ni con lentes de sol o un gorro se puede engañar a la cámara que todo lo ve”.
Protección a la vistaOtro sistema de seguridad biométrica que promueve la empresa Frax es la de reconocimiento a través del iris del ojo.
No es tan invasivo como podría pensarse, advierte el Alejandro Alarcón, porque no se debe mirar fijamente por algún lente: el sensor capta al usuario cuando está parado a dos metros de distancia. Un par de segundos y la persona puede seguir su marcha.
Aunque está toda la tecnología para implementarse en el país, el alto costo de estos dispositivos hacen complicado que en Chile se ocupen por ahora, si bien “son una buena inversión para controlar los pasos fronterizos, aeropuertos o verificar quién entra a los edificios gubernamentales”, comenta Alarcón.
Fuente: El Mercurio